Desinfectar correctamente las superficies de una empresa o del hogar es fundamental, pero a menudo nos enfrentamos a la preocupación de no dañar los materiales en el proceso. La clave está en elegir productos de limpieza adecuados y en aplicarlos de manera cuidadosa, adaptando el tipo de desinfectante a la superficie específica.
Los desinfectantes a base de amonios cuaternarios o alcohol, por ejemplo, son excelentes para eliminar bacterias y virus sin afectar la mayoría de las superficies, como encimeras de cocina y mesas. Estos productos tienen la ventaja de evaporarse rápidamente, reduciendo la posibilidad de dejar residuos y manchas, aunque es recomendable evitar el uso de alcohol en materiales como el plástico o ciertas maderas, ya que pueden opacarse o resecarse.
Para superficies más delicadas, como pisos de madera o muebles de cuero, los desinfectantes suaves o con pH neutro son la opción ideal, ya que eliminan los gérmenes sin alterar el material. Además, es importante no abusar de las soluciones concentradas y, en su lugar, optar por diluciones que, sin perder efectividad, minimicen el riesgo de daño.
Por último, es crucial aplicar estos productos con herramientas adecuadas: paños de microfibra, esponjas no abrasivas y mopas de algodón son aliados que aseguran una distribución uniforme y segura del desinfectante, evitando rayones o daños en la superficie.
Desinfectar no tiene que ser sinónimo de desgaste. Con los productos y técnicas adecuadas, puedes mantener tus superficies libres de gérmenes mientras prolongas su vida útil y apariencia.