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Limpiar superficies parece sencillo, pero ciertos errores comunes pueden reducir la efectividad de la limpieza o incluso dañar los materiales. Usar productos inadecuados, aplicar limpiadores sin retirar el polvo, o emplear herramientas incorrectas son solo algunos de los problemas más frecuentes. Para evitarlos, es fundamental seguir las instrucciones de los productos, elegir herramientas específicas para cada superficie y establecer una rutina de limpieza regular. Una limpieza bien hecha no solo garantiza un entorno más higiénico, sino que también prolonga la vida útil de tus superficies. ¡Conoce más en nuestro artículo!